Desde 2020, las ventas digitales se han disparado a una velocidad que no se esperaba para dentro de 5 años. Cada vez más personas dependen de las compras online o han descubierto la comodidad de recurrir a ellas en lugar de a las tiendas físicas.
Esto es una gran noticia para las empresas que ya contaban con presencia ecommerce y para los negocios que estaban planteándose vender en Internet. Sin embargo, también plantea un reto importante: sumar más canales de venta y controlar mayor cantidad de contenido de producto que nunca.
La experiencia de compra es muy distinta en cada canal, pero en todos ellos debe destacar un denominador común: la calidad de la información de producto. Al comprar online, los consumidores confían en marcas y vendedores que ofrecen datos de producto completos, precisos y originales, sin errores, lagunas o copia-pegas de otras páginas poco descriptivas o mal traducidas.
En definitiva, este acelerón digital ha revelado una sorpresa no tan sorprendente para los negocios que ya habían previsto la importancia de las ventas digitales: que la información de producto es la clave del éxito en el comercio del futuro.
¿Cuántas veces has abandonado una tienda online porque las fotos del producto eran muy malas? ¿O el chat con el servicio de atención al cliente porque no conseguían aclararte la disponibilidad de una talla de zapatos? ¿O te has llevado un chasco al abrir el paquete que llevabas semanas esperando?
Imagina esas situaciones multiplicadas por miles de compradores cada día. El contenido de producto es la causa más habitual de abandono del carrito de compra tras los costes y tiempos de envío. La mala información de producto puede llevar a la ruina a un negocio online.
Y es que la calidad del catálogo repercute en dos áreas importantes del comercio digital:
Mantener una revisión y actualización continua de la calidad de los contenidos de un catálogo o tienda online es fundamental: datos omitidos, traducciones robóticas, imágenes de baja calidad, errores en datos técnicos…
Estarás pensando que también supone muchísimo trabajo. En efecto, gran parte de los problemas de calidad en contenido de producto viene de una gestión manual y tradicional, que causa muchísimos errores diarios típicos. Almacenar los datos de producto en muchos sistemas diferentes, repartidos en hojas de Excel y editados por varias personas sin ningún control provoca muchas confusiones y caos.
Mientras muchas empresas siguen trabajando (y sufriendo) así, desde hace unos años otras se han sumado a la tecnología que ha pasado a ser la más solicitada por fabricantes y vendedores en 2021: PIM (Product Information Management).
Un PIM es un software que ofrece una plataforma centralizada para almacenar, editar y enriquecer el contenido de producto y conectarlo con canales y otros sistemas como edición de catálogos digitales e impresos, o una herramienta de gestión de feeds, que te permite alcanzar a más clientes conectando todo ese contenido con plataformas y marketplaces como Amazon, Facebook o Google Shopping.
Un PIM permite a los equipos de marketing de producto y ecommerce trabajar desde un mismo lugar, de forma coordinada, y recurrir a una única fuente de verdad sobre la información de producto, como descubrió Titanlux tras incorporar el PIM de Sales Layer a su empresa: triplicaron la rapidez de gestión y sincronizaron a equipos distintos.
De este modo, un PIM garantiza que todo el mundo y todos los canales están empleando los mismos datos, en su última versión más actualizada. Además, un PIM incluye funciones de análisis de la calidad del catálogo y te ayuda a identificar errores y cómo enriquecer el contenido para que funcione mejor en Internet y sea más valorado por los consumidores.
Sincronizar miles de contenidos entre todos tus canales de venta es un trabajo no solo tedioso, sino imposible de abarcar a mano. Un sistema PIM (Product Information Management), como Sales Layer, es clave para que cualquier cambio se refleje automáticamente en todos los canales que quieras, y para tener siempre el contenido de producto en condiciones perfectas, tanto en medios online como en catálogos impresos.
Tal y como está creciendo el comercio digital, podríamos decir que la tecnología PIM es una inversión segura y necesaria para cualquier empresa.
No obstante, antes de dar el paso puedes analizar si tu negocio ha llegado ya a una fase de crecimiento en la que un PIM no es sólo una ayuda, sino una condición para seguir expandiéndose.
Si has respondido afirmativamente a casi todas las preguntas, ¡entonces sin duda necesitas un PIM!
Un sistema PIM es muy sencillo de implementar e incorporar a la vida diaria de tu equipo, en especial si es uno en la nube y pensado para equipos de marketing como Sales Layer.
Al final, los procesos de trabajo con un PIM se reducen a cuatro pasos básicos:
Aunque hay muchas opciones de sistemas PIM en el mercado, no todos están igual de bien equipados o te incluyen las funciones que necesitas para agilizar tu estrategia digital omnicanal.
La tecnología que mejor se adapta a cualquier perfil de negocio es un PIM SaaS en la nube, ya que es flexible y escalable y más fácil de implementar. Si además incorpora funciones punteras de análisis, servicios complementarios y workflows, facilitará mucho el trabajo y el crecimiento de la empresa a largo plazo.
Estas son las características fundamentales de un PIM moderno que te asegura una experiencia:
En definitiva, un sistema PIM es la tecnología aliada de fabricantes y vendedores para dar el empujón definitivo a sus estrategias comerciales digitales.
Consigue contenido de producto enriquecido y preciso en cualquier canal de ventas o distribución, combinándolo con una herramienta de gestión de feeds: tienda online, aplicaciones móviles, catálogos impresos, puntos de información de venta… Todos sincronizados en tiempo real, con un margen de error cero en los datos de producto.